Como ya explicó de forma simple y clara Gina Tost en el capítulo de Micro Conocimiento ¿Qué es la temperatura de color?, la temperatura de color es un término que se utiliza para clasificar los distintos tipos de luz dentro del espectro de luz blanca. Dependiendo de ella, la luz tendrá una apariencia más cálida o más fría (más anaranjada o más azulada). No se trata de una característica física de la luz, sino, más bien, de una interpretación sensorial.

Pero, ¿de dónde viene este concepto?.

Pongámonos algo más técnicos e imaginemos un cuerpo negro teórico que absorbe toda la energía lumínica que incide sobre él. Éste cuerpo es capaz de irradiar luz a medida que se va calentando, cambiando su color, que será diferente para cada temperatura. Ésta será la temperatura de color. Esto es parecido a lo que ocurre cuando se calienta una barra de hierro, la cuál va cambiando su color desde rojo hasta azul conforme va aumentando su temperatura. Esta barra de hierro podría ser el filamento de las bombillas antiguas, por ejemplo.

Teniendo esto en cuenta, podríamos ubicar la ‘luz cálida’, ‘neutra’ o ‘fría’ dentro del espectro lumínico de luz blanca de la siguiente forma:
Esquema del espectro lumínico
Recordemos que no se trata de una característica física de la luz, es decir, éste valor no mide el calor que desprende la bombilla, sino el color que se aprecia a simple vista.

Es posible que no seamos capaces de distinguir las temperaturas de color a simple vista si no es por comparación. Sin embargo, es importante tenerlas en cuenta a la hora de iluminar un espacio, debido a los cambios fisiológicos y psicológicos que puede provocar en nosotros.

Nuestro organismo asocia los cambios en la tonalidad de la luz con el ciclo del día. De esta forma, una luz cálida, entre los 2800 y 3500ºK, se asocia a momentos de menor actividad, con lo cuál podría llevarnos a estados de relax e incluso somnolencia. Por otro lado, una luz más fría, 5000ºK o más, se asocia con momentos de mayor actividad. Y por eso es adecuada para actividades que requieran concentración, como por ejemplo, zonas de trabajo.

Para que nos hagamos una idea, la luz directa del medio día tiene unos 5500ºK y es lo que se considera el Blanco puro.

Y ahora que sabes todo esto… ¿Qué tipo de luz te resulta más agradable en casa? ¿Y en un restaurante? ¿Y en la oficina?