¿Hemos aprendido algo de la crisis de 2008?

 

La crisis financiera del 2008 fue para todo el mundo como una gran bofetada. Quizás se podría haber visto venir, pero lo cierto es que en ningún momento nadie creyó que fuera posible, a pesar de que algunas voces habían dado tímidamente la alarma algún tiempo antes. Destrozó muchas vidas, muchas empresas y en resumen la economía entera. Y lo que es peor, prácticamente nadie esperaba que durara tanto y que causara un cambio tan drástico en nuestras vidas. Y nadie estaba preparado.

 

Los enfoques económicos y comerciales tradicionales no sirvieron para una adecuada orientación de cómo manejar esa crisis. Y una comprensión insuficiente de cómo la situación empeoraría consiguió convertirla en una recesión que terminaría provocando una gran crisis social.

«Fue el primer aviso de que hay que despertar, que algo tenemos que cambiar.»

¿Pero qué había que cambiar?

 

La mayoría entendieron el cambio en tachar partidas, como una reducción de personal, una bajada de salarios y un ahorro en costes de material y gastos, uno de ellos el eje de la notoriedad y la publicidad en todas sus vertientes. Pero como consecuencia de que había bajado el poder adquisitivo de la población, hubo una merma tangible de la calidad y la confianza en una marca que antes era notable, y ahora parecía del montón. Y al final no habíamos cambiado nada, sólo conseguimos trasladar los problemas de un lado a otro. Pero lo más importante, nuestra forma de trabajar, no lo habíamos cambiado.

 

Ahora estamos ante una nueva crisis, esta vez sanitaria pero también social, que no ha terminado ni mucho menos cuando se escribe este artículo. Y esta vez sí cambiará para siempre nuestros protocolos para trabajar, producir, publicitar y vender. Se adelantará la llamada cuarta revolución industrial “Industria 4.0”. Ya se puede predecir que la tecnología y la digitalización, con potencial para transformar el funcionamiento de una amplia gama de actividades, en concreto la automatización, podrá reemplazar hasta el 15% de los puestos de trabajo.

 

¿Nos hemos preparado para ello?

 

Con la experiencia de la crisis anterior, ¿hemos cambiado nuestra forma de trabajar? El personal que se sustituirá, ¿podrá asumir nuevas funciones sin ser despedido?¿Está suficientemente formado para afrontar el nuevo reto?¿Le has ofrecido las herramientas para formarse?

 

La economía actual está dominada por empresas cuyos principales activos son intangibles y, sobre todo, por las empresas con conciencia de marca. Nosotros siempre hemos creído en las empresas con alma, esa conciencia de marca llevada a la excelencia. Pero también creemos que la inmovilidad acalla el alma, silencia la conciencia de marca, y eso significa más de lo que crees.

 

Esta nueva crisis no ha terminado, pero no esperes a que acabe para tomar medidas, es el mejor momento para tomar medidas y hacer cambios.

 

¿Quieres que ayudemos a tu marca a evolucionar hacia la nueva normalidad?