¿Qué es la innovación y qué diferencia hay con la creatividad?

La respuesta a esta pregunta puede resultar sencilla pero la desarrollaremos un poco para resolver algunas dudas al respecto de ambos conceptos.

Lo primero vamos a definir la creatividad.

La creatividad es el proceso de crear. Así que tocaría explicar también que crear significa producir algo de la nada. Aunque esta definición de la RAE igual es un poco excesiva puesto que pocas veces se consigue hacer de “la nada”.

En la base de la creación podemos encontrar inventores, pintores o músicos. Un grupo de jazz improvisando estarían creando en tiempo real, lo que se consideraría que están explotando su creatividad. Pero ¿Eso sería innovar? En este caso en concreto, probablemente no.

Y es que innovar va un paso más allá, no vale solamente con ser creativo. Se puede ser creativo sin ser innovador. La innovación requiere de un trabajo previo de búsqueda y documentación, en el que se usa la creatividad para crear algo nuevo que también sea innovador. O como lo define la RAE que introduzca novedades. En ocasiones vemos cambios en productos que son meramente eso, un cambio. Pero no alteran en absoluto la forma, el uso o el resultado del trabajo de quien lo usa. Eso podría ser fruto de la creatividad, pero no supone innovación alguna.

Podemos poner de ejemplo el casco. Un aparato medieval que protege la cabeza del usuario. La primera innovación fue crearlo. Alguien usó su creatividad para asistir a alguna batalla con algún artilugio que cubriera su cabeza y le proporcionara una protección extra. Y ahí surgió la innovación. A partir de ahí los grados de innovación han sido menores, ya que no todo el mundo puede inventarlo de nuevo, pero sí usar la creatividad para adaptarlo a su uso. Resulta una innovación crear cascos con materiales más resistentes, menos pesados, que puedan soportar diferentes necesidades. Pues un motorista necesita protegerse más a la abrasión del asfalto que un operario de la construcción que debe protegerse de la caída de material desde lo alto. Así como vemos innovaciones en los ciclistas que tienen cascos diferentes según sean para velocidad, innovando en la aerodinámica, o para su uso en ciudad, donde se busca obtener mayor visibilidad mientras aumentamos también la seguridad.

Volviendo al punto de vista musical podemos ver como la creatividad genera una nueva canción, otra letra, nuevas melodías, pero hasta que no se proyecta hacia la creación de un nuevo estilo musical o la fusión de dos estilos nunca antes creado, no se podría hablar de innovación.

Aunque todo esto a su vez resulta bastante difícil de cuantificar, puesto que la innovación tiene grados y la creatividad puede llegar a ser subjetiva. En ocasiones se necesita un conocimiento muy profundo de un tema para comprender si es realmente innovador o no. Así como vemos hoy en día el coche eléctrico como una innovación que soluciona nuestros problemas de movilidad sin emisiones, debemos entender que en 1900 ya se usaba el motor eléctrico en los primeros vehículos. En este caso la innovación vino de poder solventar el almacenamiento de energía que requiere un vehículo con motor eléctrico. Y donde se aplicó todo el conocimiento, creatividad e ingeniería fue en resolver el problema de las baterías, adaptándolas a un vehículo lo más normal posible.

Durante años se planteó cambiar por completo el coche introduciendo cambios de todo tipo en trastos que se parecían poco o nada a un coche. Algo que en general no gustó, la creatividad de esos diseñadores era potente. Si no necesitaban alojar un motor de combustión frontal, le quitaban ese hueco. Y eso supuso que el coche resultante fuera tan diferente que nadie lo quisiera. Aquí tenemos un gran problema de innovación enfrentada al mercado. Que algo sea innovador no quiere decir que se vaya a implementar de inmediato por el mero hecho de serlo.

En este mismo ejemplo podemos ver cómo el coche actual, la mayoría de los que vemos circulando por nuestras ciudades y autopistas hoy en día, no difiere mucho del diseño original de un carruaje de caballos. Los caballos que empujaban el carruaje se transformaron en un motor frontal, en la mayoría de casos. El volante a la derecha se cambió a la izquierda puesto que ya no era necesario usar el látigo y no había problemas con darle un latigazo a los peatones. Se fueron introduciendo cientos de innovaciones de todo tipo para llegar al coche que conocemos hoy. Y mucha de esa innovación viene de la creatividad de la ciencia ficción que puede crear sin las limitaciones del mercado o de la física.

Conclusión

Para conseguir innovación debemos ser capaces de solventar problemas y que éstos sean adoptados.

Creatividad + Objetivo + desarrollo = innovación

En Mazzima somos una agencia creativa, pero nunca dejamos de lado la innovación tanto en nuestro equipo como en nuestros clientes. Innovar requiere de un objetivo y nos gusta cumplir objetivos. Si necesitas una agencia así, llámanos.