Ya hemos vuelto de la Maroc Challenge, que reunía en esta 9ª edición un centenar de participantes. En 6 largas etapas de entre 380 y 450 km cada una, conseguimos completar el recorrido de aproximadamente 2.500 km por las montañas y desiertos de Marruecos.
El recorrido fue más duro y más largo que en otras ediciones, sobre todo para la edad de los coches, mayores de 15 años. Nuestro tiempo en la 1ª etapa estaba condicionado a que salimos prácticamente los últimos del ferry con un retraso de casi 2 horas sobre los primeros. La segunda etapa de Azrou a Midelt fue de las más bonitas, atravesando el famoso bosque de cedros Gouraud, uno de los mayores patrimonios naturales de Marruecos. Hasta llegar a Midelt, una pequeño ciudad a unos 1.500 m de altura en el altiplano entre el Atlas Medio y el Alto Atlas. La 3ª y 4ª etapa de Midelt a Erfoud ya mostraba su cara desértica atravesando el Plateau de Rekkam, con mucha, muchísima piedra, encontrándonos por el camino algunos nómadas, y nada más. Aquí nos dimos cuenta de que los amortiguadores estaban sufriendo demasiado y que debíamos bajar drásticamente la velocidad si queríamos llegar a la meta sin avería mecánica. La 5ª y 6ª etapa transcurrían alrededor de Merzouga en terrenos más arenosos, para las delicias de la mayoría de participantes.
En la 5ª etapa hicimos un alto en el pequeño poblado de Hassi Labiad en los alrededores de Merzouga, donde la ONG local del mismo nombre lleva a cabo una importante labor para los niños y las mujeres de 6 poblaciones de los alrededores. Tanto Maroc Challenge como sus participantes colaboran con esta ONG en dos ámbitos principales de trabajo: la educación y salud de los niños y niñas de entornos rurales, así como la alfabetización de las mujeres y su posterior integración en el mundo laboral, para así mejorar sus vidas y las de sus familias. Nuestra capacidad para transportar material a Marruecos es muy importante, por lo que en muchas casos necesitan nuestra ayuda para llevar material imprescindible para llevar a cabo su labor, aunque en nuestro caso los amortiguadores se resentían del sobrepeso. Y de paso, jugamos con los niños del pueblo que nos desafiaron, a que como mujeres no éramos capaces de llevar un bigote que un participante repartía entre ellos. A la vista está a que si y había muchas risas sobre todo entre las niñas.
Terminamos el Raid con un buen sabor de boca. Habíamos cumplido nuestro objetivo de alcanzar la meta con el coche intacto, manteniendo el espíritu que combina la aventura con la competición, y realizando además un trabajo solidario. Finalizamos en el puesto 16 de la general de nuestra categoría y 3º en féminas, trofeo que llevamos a casa con mucho orgullo.