En el post anterior, que podéis leer aquí, hablábamos sobre el concepto de la Temperatura de color desde el punto de vista de su definición y veíamos que se refiere a la apariencia o tonalidad de la luz que emite la fuente luminosa.
En este post, aplicaremos ese conocimiento a espacios reales. Hablaremos sobre la posibilidad de utilizar un tipo de iluminación u otra dependiendo de la actividad a desarrollar en la estancia o el local a iluminar.
Para ello, hemos de tener en cuenta dos puntos muy importantes sobre la Temperatura de Color:
– Cómo actúa sobre el comportamiento de las personas.
– Cómo actúa sobre la pigmentación de los distintos colores.
Comentábamos que la luz cálida genera una cierta sensación de relax y calma, mientras que la luz fría invita a la actividad, a la concentración.
En este sentido, podríamos estudiar qué tipo de iluminación es la más adecuada para tu negocio.
Si lo que queremos iluminar es nuestro negocio, la elección del tipo de iluminación tendrá mucho que ver en la consecución de nuestros objetivos.
En el ámbito de la hostelería, podemos distinguir dos tipos de locales:
– Los de comida rápida, en los que todo el ambiente generado alrededor de dicha comida debe incitar a comer rápidamente y marcharse cuanto antes. La luz fría es perfecta para este fin, puesto que incita al movimiento y no hace que nos relajemos en nuestros asientos. De hecho, en este tipo de locales, el mobiliario no resulta demasiado cómodo, para poder tener una rotación muy alta.
– En los restaurantes en los que hay una luz cálida, se ayuda al cliente a tener paciencia, relajarse y esperar a que el camarero les atienda. Sin prisas, con calma. Cuando el cliente está a gusto, pide platos más elaborados, vino, postre y quizás alguna copa. La rotación de las mesas es menor, pero se incita a elevar el gasto en compensación.
En el caso de los supermercados, podemos observar distintos tipos de iluminación. En general, presentan una iluminación fría, para que no tardemos en tomar decisiones. Este tipo de iluminación contribuirá a que estemos concentrados y rápidamente seleccionemos los productos a comprar, sin pensar demasiado. Sin embargo, hay determinadas zonas en las que la iluminación cambia, así como el tipo de suelo y el material de las estanterías. Buen ejemplo de ello suele ser la zona de vinos, donde una luz cálida hará que relajes tu ritmo e inviertas algún tiempo en seleccionar el producto.
Siguiendo los puntos que comentábamos al principio, además de influir en nuestro comportamiento, la iluminación puede resaltar ciertos colores que ayudan a vender. Es por ello que en las zonas de carnicería se suele utilizar una luz rojiza, para hacer que la carne tenga mejor aspecto y sea más apetecible. No es de extrañar, entonces, que en las zonas de pescadería y frutería se utilice la luz blanca pura, de forma que, además de resaltar los colores de todos estos productos, se genere una sensación de frescura y limpieza.
Por este motivo cuando diseñamos la reforma de un negocio en Mazzima estudiamos mucho las necesidades e implicaciones de la iluminación del espacio que estamos decorando. Elegir una iluminación adecuada es muy beneficioso para los objetivos que se fija el negocio. Creando siempre un espacio donde la identidad corporativa de la marca se recuerde no solo visualmente si no también sensorialmente.