Cuando paseamos por la calle, recibimos una gran cantidad de estímulos visuales que provienen de distintas fuentes. Una de estas fuentes son los escaparates.

Cientos y cientos de escaparates con sus productos y sus mensajes, un bombardeo continuo de información que sólo destacará en nuestra mente si tiene algún punto diferenciador.

Todos sabemos lo que es un escaparate pero, ¿tenemos claro que cumplen una función promocional importantísima?

El escaparate es la tarjeta de presentación de tu negocio, es un arma poderosa para destacar sobre tu competencia, y es por ello que debes cuidar su imagen, para poder transmitir a tus clientes potenciales el tipo de atmósfera, equipo humano y producto que puede encontrar en el interior.

Puesto que la mayor parte de la información que recibe el consumidor llega a través de la vista, los escaparates son piezas fundamentales para la venta si se encuentran visibles incluso fuera del horario comercial.

La finalidad última del escaparate, es conseguir generar la sensación de deseo en el consumidor. Hacerle sentir que necesita un determinado producto, para así entrar a la tienda y comprarlo.

Hoy en día, la tendencia del escaparatismo es transmitir una idea o concepto más que exponer productos sin más. De esta forma, se escogen cuidadosamente los artículos a exponer y se genera una historia alrededor de ellos.

La iluminación también es un elemento muy importante, ya que ayudará a enfatizar partes concretas de la composición. Lo mejor es iluminar los productos desde los laterales evitando así el deslumbramiento de los transeúntes que se acerquen a mirar y generando sombras más atractivas.

El punto focal:

Se trata del primer lugar en el que se detendrá nuestra mirada al observar la composición. Debe situarse ligeramente por debajo del nivel de los ojos, algo descentrado. Para localizarlo hay que observar el escaparate desde la calle, teniendo en cuenta el paso de transeúntes.

La vista penetrará en el escaparate por el primer ángulo inferior en el sentido de la marcha y saldrá por la esquina opuesta, formando una diagonal. Por este motivo, la parte de abajo del escaparate es la que tiene mayor posibilidad de venta. En la zona central se pueden colocar productos que atraigan la atención del consumidor, para conducir la mirada hacia esa dirección, y por último, la parte superior, en la cuál no deberíamos situar productos, aunque sí podemos ubicar texto o publicidad. Es muy importante tener en cuenta esta trayectoria a la hora de pensar en nuestro escaparate.

Horizontalmente, la zona media es la que más posibilidades tiene, puesto que se encuentra a la altura de los ojos. Verticalmente, funciona mejor el lateral izquierdo, puesto que es la última zona que recorrerá la vista, y por tanto, lo que quedará en la memoria más reciente.

Cuando transcurre un tiempo determinado sin que el escaparate haya cambiado, nuestra mente tiende a integrarlo en la fachada del edificio y deja de resultar llamativo a nuestra vista. Es necesario ir renovándolo para evitar que la gente se aburra de verlo o se “acostumbre” a él. Esta renovación deberá planificarse y hacerse coincidir con el calendario festivo y eventos importantes.

En resumidas cuentas, el escaparate es una herramienta más de tu negocio para destacar sobre tu competencia. Hay que tomársela en serio y, si no es posible dedicarle el tiempo que necesita, siempre se pueden contratar empresas como Mazzima que pueden ayudarte a que el alma de tu negocio emane del cristal de tu escaparate.

 

«Los escaparates son piezas fundamentales para la venta incluso fuera del horario comercial.»